San Martín apabulló a Alianza Lima 4-0 en el encuentro que el miércoles ambos equipos disputaron en el Miguel Grau del Callao por la fecha 7, con lo que prácticamente el clasificado al play of por el grupo B de la liguilla está definido. Alianza, que era el más cercano perseguidor de los santos, ahora se encuentra a quince puntos de diferencia. “Es una diferencia definitoria, pero igual no debemos relajarnos”, dijo el volante argentino Pablo Vitti. “Falta poquito para cerrar todo. Pero debemos llegar a que ni matemáticamente nos alcancen”, agregó su paisano Germán Alemanno, anotador de tres de los cuatro goles.
Empezó bien. Terminó mal.
Ayer desde un comienzo todo, absolutamente todo pudo ser una tarde aliancista. Desde las tribunas hasta la cancha, desde la pasión que bañaba con su cincuenta por ciento y más el país entero hasta el plantel “santo” y sus ex aliancistas. Desde el mes de los milagros hasta el primer minuto en que Alianza comenzaba a atacar y a intranquilizar el arco de Ricardo Farro con Joel Sánchez, “Arrocito” Sánchez al punto de convertir al mayor de los agnósticos en un devoto de los milagros.
Pero el primer tiempo sólo fue un espejismo de lo que nunca fue. O más bien, como diría Alemanno, fue un partido extraño. Al inicio muchas jugadas a manos de Alexander Sánchez y Joel Sánchez y Henry Quinteros amenazaron con el primer gol. San Martin verdaderamente parecía el visitante y en las tribunas una extraña sensación que se confundía con la esperanza dibujaba los rostros de los hinchas morados. Era un continuo griterío ascendente. Gol. Ufff. Patea. Solo. Solo.
Pero mientras transcurrían los minutos algo no andaba bien. Los ataques comenzaban a apagarse. Alexander Sánchez no generaba jugadas de peligro, amodorrado o quizá víctima de la desesperación, de la nulidad producto de la ansiedad y la presión. Al final, una lesión en la rodilla derecha lo hizo caminar con dificultad hasta la banca de suplentes. André Carillo ingresaba y en las tribunas un aliento renovado crecía nuevamente. Algunos ataques volvían a aparacer, San Martín seguía con su orden y su visita y Ovelar, el “Búfalo”, calentaba y encendía al Comando Sur, dándose golpes al pecho y cogiendo el corazón de la camiseta morada. Jayo salía, abucheado. Era el segundo tiempo ya.
Era el segundo y el encuentro comenzaba a tornarse más extraño. Alianza atacaba menos y atrás la defensa se descontrolaba y apesadumbraba. Los contragolpes de San Martín junto a su orden iniciarían la tarde negra de Alianza.
Tres veces Alemanno
El orden y la tranquilidad, además del ya demostrado buen juego de la San Martín, terminaron gol a gol con los sueños de Alianza. Un primer contragolpe a las espaldas de la defensa, y Alemanno que con buena carrera y manejo del balón llega hasta el área tras pase y anota el primer gol. Luego el segundo. El tercero no lo anotaría pero serviría desde una de las bandas el balón hacia Arriola que hace el tercero. Y al final, 5 minutos para terminar el partido vuelve con el cuarto y el tercero a su cuenta.
Alianza era una lágrima gorda que caía desde las tribunas hasta el gras. Hasta el rostro de los jugadores y el técnico Gustavo Costas. El milagro no se dio y ahora toca pelear por la Libertadores.
Por Jorge Choque Ángulo
Empezó bien. Terminó mal.
Ayer desde un comienzo todo, absolutamente todo pudo ser una tarde aliancista. Desde las tribunas hasta la cancha, desde la pasión que bañaba con su cincuenta por ciento y más el país entero hasta el plantel “santo” y sus ex aliancistas. Desde el mes de los milagros hasta el primer minuto en que Alianza comenzaba a atacar y a intranquilizar el arco de Ricardo Farro con Joel Sánchez, “Arrocito” Sánchez al punto de convertir al mayor de los agnósticos en un devoto de los milagros.
Pero el primer tiempo sólo fue un espejismo de lo que nunca fue. O más bien, como diría Alemanno, fue un partido extraño. Al inicio muchas jugadas a manos de Alexander Sánchez y Joel Sánchez y Henry Quinteros amenazaron con el primer gol. San Martin verdaderamente parecía el visitante y en las tribunas una extraña sensación que se confundía con la esperanza dibujaba los rostros de los hinchas morados. Era un continuo griterío ascendente. Gol. Ufff. Patea. Solo. Solo.
Pero mientras transcurrían los minutos algo no andaba bien. Los ataques comenzaban a apagarse. Alexander Sánchez no generaba jugadas de peligro, amodorrado o quizá víctima de la desesperación, de la nulidad producto de la ansiedad y la presión. Al final, una lesión en la rodilla derecha lo hizo caminar con dificultad hasta la banca de suplentes. André Carillo ingresaba y en las tribunas un aliento renovado crecía nuevamente. Algunos ataques volvían a aparacer, San Martín seguía con su orden y su visita y Ovelar, el “Búfalo”, calentaba y encendía al Comando Sur, dándose golpes al pecho y cogiendo el corazón de la camiseta morada. Jayo salía, abucheado. Era el segundo tiempo ya.
Era el segundo y el encuentro comenzaba a tornarse más extraño. Alianza atacaba menos y atrás la defensa se descontrolaba y apesadumbraba. Los contragolpes de San Martín junto a su orden iniciarían la tarde negra de Alianza.
Tres veces Alemanno
El orden y la tranquilidad, además del ya demostrado buen juego de la San Martín, terminaron gol a gol con los sueños de Alianza. Un primer contragolpe a las espaldas de la defensa, y Alemanno que con buena carrera y manejo del balón llega hasta el área tras pase y anota el primer gol. Luego el segundo. El tercero no lo anotaría pero serviría desde una de las bandas el balón hacia Arriola que hace el tercero. Y al final, 5 minutos para terminar el partido vuelve con el cuarto y el tercero a su cuenta.
Alianza era una lágrima gorda que caía desde las tribunas hasta el gras. Hasta el rostro de los jugadores y el técnico Gustavo Costas. El milagro no se dio y ahora toca pelear por la Libertadores.
Por Jorge Choque Ángulo
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